Lil Supa se sienta con Escuela de Nada en un episodio donde el Hip Hop no es tratado como moda, sino como legado. Desde Caracas, Venezuela, el Emcee y escritor de graffiti explica cómo la cultura le dio códigos para vivir con autenticidad en un mundo que muchas veces quiere domesticar la voz de la calle. Aquí no se habla de fórmulas comerciales, sino de resistencia, de cómo los muros y los beats se convirtieron en páginas abiertas de una misma historia.

El diálogo va más allá del artista y se adentra en la ética del Hip Hop real. Supa recuerda que cada trazo en un muro y cada barra en un verso responden a una responsabilidad: representar al barrio sin traicionarlo. Esa conexión entre palabra y pintura no es coincidencia; es la confirmación de que el graffiti y el rap son lenguajes hermanos que construyen identidad en los territorios.

En la conversación, se desnuda también la tensión entre la industria y la cultura. Lil Supa no teme señalar cómo el mercado intenta apropiarse de símbolos, pero resalta que quienes conocen los códigos saben distinguir entre apariencia y verdad. Su discurso se ancla en la calle, en la memoria de los crews que mantuvieron la esencia viva cuando pocos creían en ella. Así, rescata la importancia de mantener los valores del underground en medio de un panorama cada vez más diluido.

El episodio es, en última instancia, un recordatorio de que el Hip Hop hispanohablante está construido sobre cimientos de comunidad, resistencia y creación colectiva. Caracas no solo es escenario, es raíz de una voz que dialoga con Bogotá, Buenos Aires, Lima o Madrid. Lil Supa y Escuela de Nada muestran que la cultura sigue siendo un puente para reconocernos, un espacio donde los códigos del graffiti y las rimas del rap mantienen viva la autenticidad del Hip Hop real.