Gbec, Afromak & Akapellah – Desde el Techo (El Apartaco by K12)

Todo comienza recordando que “El Techo” no siempre fue techo. Antes era “La Base”, el primer espacio donde un grupo de jóvenes en Maracay, con nada más que rap, graffiti y bicicletas, empezó a construir comunidad. Sin recursos, pero con pasión, se reunían para intercambiar discos, marcadores y saberes. Ahí nació un movimiento que sobrevivió sin vender droga ni abandonar los estudios, demostrando que el Hip Hop podía ser camino y destino.

 

Todo comienza recordando que “El Techo” no siempre fue techo. Antes era “La Base”, el primer espacio donde un grupo de jóvenes en Maracay, con nada más que rap, graffiti y bicicletas, empezó a construir comunidad. Sin recursos, pero con pasión, se reunían para intercambiar discos, marcadores y saberes. Ahí nació un movimiento que sobrevivió sin vender droga ni abandonar los estudios, demostrando que el Hip Hop podía ser camino y destino.

Gbec, Afromak y Akapellah reviven las primeras grabaciones caseras, hechas con un micrófono barato conectado directo a la computadora. Hablan de Dan Nigas, el “YouTube analógico” que traía VHS, beats y conocimientos antes de que existieran plataformas digitales. Con humor y nostalgia, cuentan cómo instalaron Reason 2.0 en cinco CDs, cómo grababan en la cocina con calor sofocante, y cómo el respeto mutuo los mantuvo unidos en medio de la precariedad.

Las anécdotas se vuelven más profundas cuando recuerdan a “Suprema” y “Básico”, proyectos que marcaron un antes y un después en el rap venezolano. Se habla de los primeros eventos donde mezclaban público rockero y rapero, de las 100 copias vendidas a mano para costear el sonido, de noches enteras grabando “one take” sin dormir, y de cómo construyeron una identidad sonora que era más que música: era un manifiesto de resistencia.

No faltan los momentos crudos, reales, que muestran la dureza del camino. Dormir en esquinas de Caracas esperando el primer metro, viajar sin pasaje, comer pan con refresco mientras soñaban con llenar escenarios. Hablan de cómo sobrevivieron al reggaetón, de cómo defendieron la esencia del rap maracayero y de cómo, sin buscarlo, dejaron una escuela para nuevas generaciones que hoy siguen coreando sus canciones.

Y entre risas, respeto y confesiones, se entiende que “El Techo” fue más que un estudio: fue un templo. Allí nacieron discos que salvaron vidas, allí se gestaron crews que cambiaron el sonido de Venezuela, y allí se forjó un concepto de lealtad que trasciende el tiempo. Este episodio no solo revive la historia: la honra, la documenta y la convierte en memoria viva del Hip Hop venezolano.

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