Lil G, el venezolano que revolucionó el Breaking

Lil G cuenta cómo el Breaking lo llevó de Caracas al mundo. Una historia de disciplina, visión y propósito.

Desde sus inicios como niño aficionado en Caracas, Lil G descubrió en el Breaking un camino que superó con disciplina y pasión. Lo bautizaron en su crew como “Little G”, un nombre que evolucionó hasta convertirse en su marca. Con solo 10 años ya bailaba por diversión; a los 16 decidió hacerlo profesionalmente, pese a las dudas de su familia. Fueron años de esfuerzo, hasta que su madre y su entorno comprendieron que aquello no era un pasatiempo, sino su vocación.

La adolescencia no fue fácil: a los 13 enfrentó el desalojó de su casa y vivió casi un mes entre amigos y su abuela. Sin embargo, lejos de desviarse, su determinación creció. No importaba la edad, los desafíos lo formaron. Cada semana entrenaba sin descanso, fortaleciendo la convicción de que ese era su camino. Así se construye una carrera: con constancia, incluso cuando se debe dormir en la casa de un amigo.

De niño tímida pasó a estrella internacional. En 2008 llegó su momento clave: la competencia Red Bull. Ganó a nivel nacional, pero falló en la final internacional. Fue una derrota dura, señalada por su ego. Pero también fue la base del cambio que buscaba: silencio, humildad y trabajo constante. En 2010 regresó a la Red Bull en Japón con experiencia y preparación, y desde ahí comenzó a posicionarse en el circuito mundial, viajando, mostrando el talento del Breaking latino.

Para Lil G, el mayor valor del Breaking no está en competir, sino en compartir conocimiento y transformar comunidades. Defiende el cypher como espacio de intercambio cultural, no de egoísmo; lucha contra la mentalidad pobre que muchas veces limita a los artistas latinos; y resalta la importancia de la disciplina: aprender inglés, ser puntual, presentarse con profesionalismo. Son esos detalles los que abren puertas, más allá del talento.

Su consejo para la nueva generación es claro: ama lo que haces, más allá del estatus o el dinero. Trabaja con propósito y sé constante. Las derrotas no definen, suman. Cambiar es crecer. Mantente fiel a tus raíces y, sobre todo, permite que tus hechos hablen por ti. Porque en cada caída, cada viaje y cada ensayo hay una escuela de vida. Y con esa actitud, cada talentoso puede hacer del Breaking no solo un arte, sino una herramienta poderosa para transformar vidas.

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