La canción más premiada de la historia

"Not Like Us" evidenció el choque entre la autenticidad del Hip Hop y la industria, reafirmando que la cultura no se domestica ni se moldea, sino que resiste y prevalece.

Los diss tracks siempre han sido parte fundamental del Hip Hop, pero pocos han logrado traspasar el mainstream y convertirse en fenómenos globales. “Not Like Us” debutó en el primer lugar de Billboard, acumuló 70.9 millones de streams en su primera semana y se convirtió en la canción más premiada en la historia de los Grammy dentro de la categoría de Rap/Hip Hop. Su impacto demuestra que el público no solo busca éxitos prefabricados, sino narrativas reales con raíces auténticas dentro de la cultura. Cuando un conflicto involucra a artistas influyentes, la industria y las redes lo amplifican, convirtiéndolo en un evento de impacto mundial.

En el Hip Hop, los conflictos se resuelven en el micrófono, no en los tribunales ni con estrategias corporativas. Tras el lanzamiento de “Not Like Us”, Drake recurrió a medidas legales contra Universal Music Group, alegando que facilitaron su distribución. En contraste, Kendrick Lamar mantuvo la rivalidad dentro del terreno lírico, fiel a la tradición competitiva de la cultura. Este enfrentamiento dejó en evidencia no solo una disputa personal, sino el choque entre la lógica empresarial de la industria musical y la esencia del Hip Hop como expresión de confrontación y autenticidad.

El Super Bowl LIX no fue solo un show, sino una declaración política y cultural. Cada detalle estaba diseñado para transmitir un mensaje. Samuel L. Jackson encarnando a Uncle Sam y la escenografía evocando el encarcelamiento masivo y la desigualdad fueron elementos clave que expusieron cómo el Hip Hop ha sido instrumentalizado, pero nunca controlado. Kendrick no solo ofreció un espectáculo, sino que reafirmó que el Hip Hop sigue siendo un espacio de verdad que no puede ser moldeado por intereses externos.

“Not Like Us” ganó cinco Grammy, incluyendo Canción del Año y Mejor Canción de Rap. Pero la pregunta persiste: ¿la industria realmente reconoce su impacto o simplemente no pudo ignorarlo? El interés de los Grammy en el Hip Hop nunca ha sido un compromiso genuino, sino una estrategia oportunista. Esta desconexión también se ha evidenciado en los Grammy Latinos, donde desde 2020 han premiado a artistas ajenos a la cultura en categorías de Rap/Hip Hop. Su validación no responde a un entendimiento real, sino a intereses comerciales que buscan capitalizar el auge del Hip Hop.

El éxito de un diss track con tanta audiencia, premios y exposición mediática plantea varias preguntas que pueden analizarse desde diferentes ángulos. Primero, el público está demandando rap auténtico y no solo éxitos vacíos. Segundo, la industria, al premiarlo, podría estar intentando absorber su impacto y convertirlo en un producto comercializable. Y tercero, el Hip Hop ha alcanzado un nivel de influencia global tan grande que incluso su faceta más cruda y competitiva se ha integrado al espectáculo de la música mainstream.

Desde sus primeros mixtapes hasta su presentación en el Super Bowl, Kendrick Lamar ha mantenido una coherencia inquebrantable. Mientras muchos artistas buscan encajar en la industria y adaptarse a sus dinámicas, él ha forzado a la industria a reconocer su visión. El Hip Hop no es una tendencia para él, es una convicción, y su autenticidad ha establecido un estándar en una industria que históricamente ha moldeado artistas según su conveniencia.

“Not Like Us” no es solo un rap de batalla, es un recordatorio del verdadero significado del Hip Hop dentro de la música. No es un género, sino una declaración de identidad. Cuando un track es genuino, no hay filtros ni límites. El Hip Hop nunca ha necesitado validación externa porque su fuerza radica en la comunidad. Este track reafirma que cuando un artista es real, la industria puede premiarlo o ignorarlo, pero nunca podrá controlarlo.

Este fenómeno deja en claro que el Hip Hop competitivo sigue más vivo que nunca. Los beefs, lejos de ser simples conflictos personales, representan batallas de credibilidad y habilidad lírica. Son espacios donde los artistas defienden su legado y exponen su verdad. Lo que diferencia al Hip Hop de los géneros musicales es su capacidad de generar diálogos directos, sin filtros, y de exponer las contradicciones de la industria.

La industria musical ha intentado aprovecharse del Hip Hop desde sus inicios, buscando domesticarlo o absorberlo dentro de sus estándares comerciales. Sin embargo, el Hip Hop siempre ha encontrado formas de resistir y reafirmar su esencia. El caso de Kendrick Lamar y “Not Like Us” es un recordatorio de que, a pesar de la comercialización, la cultura sigue teniendo el poder de marcar la diferencia y mantenerse fiel a sus principios.

Lo que ocurrió con “Not Like Us” no es solo un triunfo para Kendrick Lamar, sino un mensaje claro para la industria. El Hip Hop no se doblega, no se amolda y no necesita permiso para existir. Es una cultura construida desde la comunidad, por la comunidad y para la comunidad. Y mientras existan artistas dispuestos a defenderlo, la esencia del Hip Hop siempre prevalece.

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