Cultura Hip Hop

El rap y Hip Hop de Muhammad Ali

Muhammad Ali no solo influyó en el Hip Hop porque rimaba frases, sino también por la arrogancia descarada y su atrevimiento. Es como si estuviera diciendo: "En primer lugar, voy a eclipsar todo lo que se encuentre en mi camino para que nunca me olvide". Y si le agregas un poco de rima es Hip Hop total. Es rap total!

Muhammad Ali era Hip Hop antes de que existiera el Hip Hop. Era uno de los hombres que la generación joven del Hip Hop veía mientras definíamos nuestra idea de qué es ser hombre. (Hay muchos padres del Hip Hop: Martin Luther King, Malcom X, Richard Pryor, James Brown y Bruce Lee a la lista pero sus historias son para otro día). Cuando decimos Hip Hop, no hablamos solo de los raperos y de la comunidad Hip Hop. Hablamos de que “Ali fue una influencia central en la esencia de la cultura Hip Hop en un sentido más amplio”. La cultura Hip Hop abarca personas como Jay-Z y Rakim, así como Richard Sherman, Jamie Foxx, Serena Williams, SNL’s Leslie Jones, etcétera. La cultura Hip Hop es audaz, descarada y a veces está en guerra con la nación que ha cautivado. Esto se debe a que el Hip Hop es el hijo de Muhammad Ali. ¿Cómo?

Ali era la epítome de la masculinidad. En la época en la que ser campeón de peso pesado significaba algo, Ali ganó el título 3 veces en la era más competitiva y venció a Sonny Liston, Joe Frazier, George Foreman, algunos de los luchadores más famosos. Además, los derrotó con estilo. Parecía que bailaba en el ring. Flotaba como una mariposa. Era delicado, cool, grácil, poderoso y bello. Sus proclamaciones constantes de su propia belleza no eran solamente vanidad o una forma de presumir las pocas veces que lograban golpearlo. Era su forma de decir que lo negro es hermoso. E incluso cuando hablaba de su propia belleza, Ali era robustamente masculino. Su visión general de masculinidad —audaz, descarado, consciente de su inteligencia y seguro de su belleza— se volvió el ideal de la generación Hip Hop. Era, como dijo Ossie Davis acerca de Malcom X en su panegírico, “nuestra masculinidad negra”. Ali nos enseñó el significado de ser hombre.

Ali manipulaba a los medios. A la cultura Hip Hop le encanta crear una escena, destacar y llamar la atención. Para eso son las cadenas de oro, lo lentes faroles y los autos de lujo. Ali era el mejor artista, producto y promotor del box. Y sabía cómo atraer al publico a sus peleas. Sabía como hablar con los reporteros para que prestaran atención a cada una de sus palabras, era gracioso, ingenioso, poético, impredecible y presumido pero le salía muy bien. Nos enseñó cómo alardear de forma entretenida. También era un bromista. Era posible ver la travesura en sus ojos. Se notaba en la forma en que manipulaba a la prensa. La famosa foto de Ali boxeando bajo el agua es falsa. Le dijo a un reportero que era parte de su entrenamiento —mentira—. Pero es una de las fotografías más icónicas de todos los tiempos. Su lección fue que el estilo se puede volver su propia sustancia.

Ali luchó contra el gobierno y ganó. La lucha más importante de Ali fue contra el gobierno cuando trataron de obligarlo a unirse al ejército y luchar en la Guerra de Vietnam. Ali vio una estructura de poder blanco que oprimía a los ciudadanos de color y además les exigía que fueran a asesinar gente de color en otro país. Sabía que su país no estaba cumpliendo lo que había prometido a sus ciudadanos de color y por eso para él era imposible seguir la orden de matar en su nombre. No era un truco para no ir a la guerra. Era una declaración profunda —un ciudadano que se levantó contra su país y le exigió cuentas a pesar de que esa decisión le impidió seguir boxeando en su mejor momento—. El Hip Hop ama al hombre que se alzó contra el gobierno y reclamó a la estructura de poder su falta de respeto por el pueblo negro. Ali era Black Lives Matter antes de BLM.

El Hip Hop, igual que Ali, pasó de ser contracultural y peligroso a ser universalmente amado. A la cultura Hip Hop sólo le queda tratar de honrar a su padre Ali al seguir gritando la verdad sobre el poder.

Ali era un guerrero. El Hip Hop siempre se ha tratado sobre pelear. Desde los MCs de la vieja escuela que peleaban cara a cara hasta las canciones en respuesta de hoy en día, al hip hop le encanta buscar pleito y disfrutar viendo una buena pelea. Y Ali era famoso por partir madres. Luchó contra los hombres más rudos de su generación y la mayoría de las veces salió victorioso. Quizá nunca olvidemos cuando Joe Frazier noqueó a Ali en su primera pelea pero no nos imaginaríamos a Ali huyendo de una pelea. Su osadía no le permitía hacer eso. Aun cuando era mayor y más lento, aceptó luchar contra Larry Holmes. Y es evidente que el Hip Hop siguió su ejemplo en ese aspecto.

Sorprendió al mundo y lo obligó a aceptarlo. Para la mayoría de la gente que vivió en los años 60, Ali era un villano, un hocicón, un atleta que violaba la regla implícita de no meterse con la política ni con los políticos radicales. Muchos vieron sus peleas con la esperanza de que perdiera. Pero con el tiempo, gracias a su carácter, sus principios, su éxito y su personalidad, se ganó un lugar en todos los corazones. Aquellos que recuerdan al hombre que se volvió musulmán cuando todos temían a la Nación del Islam saben que el logro más grande de Ali fue ganarse el corazón del mundo entero.

Muhammad Ali después de su primer KO a Sonny Liston durante el World Heavyweight Title fight at St. Dominic’s Arena en Lewiston, Maine el 25 de mayo de 1965.

Escrito por Touré para VICE

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